Ahorros al borde de una ataque de nervios

Cuando somos niños podemos llegar a recibir cierta cantidad de dinero. Este nos llega, en ocasiones, como el regalo de Papá Noel, un obsequio de cumpleaños o un reconocimiento por determinado logro. Uno de los hábitos más importantes a la hora de incorporar conductas de ahorro es apartar una suma del dinero que recibo y no destinarlo todo a los gastos. Es vital en esta temprana edad adquirir el hábito de separar siempre una porción para ahorrar; el resto se podrá gastar en un juguete, un paseo, un deseo que desde hace tiempo se quiere cumplir. Cuando no destinamos una parte de lo que recibimos a nuestros ahorros, éstos últimos se sienten al borde de un ataque de nervios pues ellos bien saben que sobrar… nunca sobra. Con lo cual, si no se aparta cuando se recibe, es casi nula la oportunidad de que se ahorre algo.

La cultura del ahorro se respira en nuestros hogares desde que empezamos a tomar contacto con el dinero. En la medida que nos acompañen sanos hábitos de reservar siempre una porción de una suma recibida, será fácil en la vida adulta continuar haciéndolo. Se transformará en una rutina incuestionable y nuestros hijos, tarde o temprano, nos agradecerán por dicha enseñanza.