La natural característica de los deseos

«Mamá, quiero que me compres los lápices, y quiero también ir al cine, y deseo mucho tener el juego de la computadora, y… y…». ¿Les suena familiar este tipo de «lista de deseos»? Sí, claro, es el ser humano y su propia característica: tener deseos y necesidades infinitas y vivir en un mundo donde los recursos son en general limitados, como el agua, la tierra y el dinero. Es una noción básica de la ciencia económica que los padres debemos enseñar a nuestros hijos.

Y más allá del buen manejo que puedan hacer los chicos de los recursos, es bueno que como adultos conozcamos también una natural característica de los deseos. Y es que dentro de uno está la semilla de otro deseo, y así sucesivamente hasta llegar a una lista que tiende al infinito. Alguno de esos sueños se podrá realizar, pero otros no. Y nuestros hijos tienen que estar preparados para disfrutar al máximo el deseo realizado y frustrarse poco por los no obtenidos, intentando alcanzar un estado pleno de bienestar en esa ecuación que es la vida.