¡Otra vez la luz prendida!

¿Cuántas veces como padres exclamamos esta expresión? Y casi de inmediato pensamos: ¿sabés quién paga la factura de UTE? ¿Sabés de dónde viene el dinero que pagará esa y otras cuentas a fin de mes? Pero la verdadera interrogante es más profunda aún. Debiéramos preguntarnos cuánto del ciclo esfuerzo-trabajo-paga nuestros hijos conocen. ¿Cuánto les hemos permitido conocer sobre esto? Para que en el futuro ellos también valoren su esfuerzo, es necesario que comprendan que el dinero que surge es producto de nuestras horas de trabajo, formación y dedicación.

La retribución que recibimos es fruto de nuestro esfuerzo. Y si desperdiciamos o ignoramos ese monto, estaremos también tirando por la borda nuestro valor y nuestro trabajo. Y esto es lo que estaremos transmitiendo a nuestros hijos si la luz queda prendida o la canilla queda abierta sin ningún reparo asertivo.
Padres, los animamos a reflexionar con sus hijos para comprender que cuando la luz queda prendida innecesariamente, para nosotros, es casi sinónimo de no valorar el esfuerzo de nuestro trabajo. Y que así como nosotros aplaudimos sus empeños en los estudios, esperamos que se valorice nuestra labor, que, como fruto, trae el dinero para, entre otros fines, pagar la cuenta de la luz.