Si como adultos, desde edades tempranas, logramos que los niños incorporen estrategias de contabilidad mental, serán mejores tomadores de decisiones respecto al dinero y podrán beneficiarse del bienestar financiero. Pensemos juntos: el chico quiere una bicicleta nueva pues ha crecido y quiere ir más rápido. Investiga y encuentra que el valor de una nueva es una cifra alta. Pero, si lo ayudamos a pensar en términos de contabilidad mental, lo verá en otro marco y le será más fácil concretar su sueño.

Cuando empiezan las clases también empiezan los gastos diarios de los items asociados como las meriendas, las golosinas, y la lista sigue. Pero si son capaces de renunciar de forma diaria a esos gastos podrán en un determinado período de tiempo alcanzar el objetivo de una nueva bicicleta. Y renunciar a una merienda que puede prepararse en casa o a una golosina que no favorece la salud bucal, puede ser tentador a cambio de tener una nueva bicicleta. Ayudemos a los más chicos a pensar en grandes sumas de dinero y ponerlas en términos de pequeñas renuncias diarias no representativas para su día a día. Cuando alcance su sueño, aumentará su autoestima y su bienestar general también crecerá.